Tu mente es un territorio. La condición de tu mente define la condición de tu vida. Nos cuesta tanto creer porque a menudo nos conformamos con lo que el mundo piensa de nosotros. Pero la Biblia nos dice que no nos conformemos al mundo ni estemos de acuerdo con el pecado. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias, y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. – Filipenses 4:6-7 Es imposible vencer cualquier tipo de pecado con tus propias fuerzas. Cosas como disciplinas rigurosas o ejercicios espirituales sin poder pueden parecer convenientes, pero son soluciones temporales y no te ayudarán a largo plazo. La única manera de vencer el pecado es a través de Jesús. A través de Él, recibimos el poder para vivir una vida pura. También debemos renovar nuestra mente a través de la obediencia, la oración, la lectura y la meditación de la Palabra de Dios. “Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. – 2 Corintios 10:5 ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con Dios? Lleva tus peticiones a Él y recibe paz y libertad. Recuerda que no fuiste llamado a vivir en esclavitud. Tu lucha no te define. Tu identidad viene de Dios. Eres un hijo de Dios y fuiste llamado a ser libre.
