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Principios Bíblicos Esenciales Para el Liderazgo del siglo XXI

Como líderes del reino, debemos priorizar los principios de liderazgo y la mentalidad de Jesús cuando se trata de liderar. Esto no sólo nos permite liderar bien, sino que asegura que lideremos el camino que Él quiere que lideremos. Después de todo, los pensamientos e ideas de Dios sobre el liderazgo son muy diferentes a los nuestros. Este aspecto es lo que en última instancia nos diferencia de los líderes naturales del mundo. Jesús fue el más grande líder que jamás haya existido, y hay tanto que podemos beneficiarnos como líderes al estudiar Sus enseñanzas e ideologías. ¿Cuáles son los principios fundamentales de Jesús para el liderazgo? Según Jesús, hay dos principios fundamentales que forman un líder. Ambos principios son los que hacen que un líder tenga un fundamento sólido: Su filosofía (manera de pensar): La forma de pensar de un líder es crítica, porque según como sea su pensamiento, así será la forma como influencie, guíe y dirija a otros. Su servicio (el corazón de siervo): Un servidor es una persona que invierte su vida para servir a los demás por amor. El objetivo de un líder cristiano debería ser su servicio, no su estatus. La filosofía bíblica de Jesús: Las Bienaventuranzas En las Bienaventuranzas (vea Mateo 5:1-12), Jesús habla de la filosofía de la vida en el reino de Dios y cómo debemos aplicarla para cambiar nuestra manera de pensar y mejorar lo que hacemos. Las Bienaventuranzas no son nada más que Su mentalidad, que debemos aceptar. Según Jesús, la mentalidad de un líder: Es pobre en espíritu. Ser “pobre en espíritu” es perder la confianza en su propia justicia o fuerza y reconocer la necesidad de una total dependencia en Dios. Llora (por los afligidos). La mentalidad del Reino es llorar por nuestros pecados, por aquellos que ofenden a Dios por su naturaleza pecaminosa y tener compasión por aquellos que están afligidos. Es manso. Un líder genuino es un hombre o una mujer que no se defiende cuando se le critica, no responde con mal a los que le persiguen, y perdona a los que le ofenden. Tiene hambre y sed de justicia. Esta mentalidad despierta el deseo de ser transparente ante Dios. La palabra “justo”, de acuerdo a la Biblia, es uno que vive en un estado permanente de rectitud, integridad y temor de Dios. Es misericordioso. Una persona misericordiosa experimentará angustia cuando vea la necesidad o la condición de otra persona. Son misericordiosos como resultado del Dios que vive en ellos. Es puro y limpio de corazón. La persona que es pura y limpia ve las cosas de la manera en que Dios las ve y ve a Dios en todo. Es pacificador. Un pacificador es aquel que pone fin a la contienda. Para ser un pacificador, primero debes tener paz con Dios.. Padece persecución. Jesús enseñó a sus discípulos que la persecución era parte del éxito espiritual. Cuando Dios nos hace prosperar espiritualmente, intelectualmente, materialmente o de cualquier otra forma, muchos no lo tolerarán. Así que en lugar de tratar de complacer a la gente, debemos vivir para complacer a Dios. El corazón de siervo Jesús, después que define su filosofía acerca de los principios del liderazgo, enseña otro fundamento bíblico para un líder, y éste es: “el servicio”. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. ––Marcos 10:43-45 Deben convertirse en líderes poderosos por medio del servicio a su propia gente. La palabra “sirviente” es la palabra griega “doulos”, que significa un esclavo que sirve voluntariamente al pueblo. Para ser un líder efectivo, primero debemos servir a los demás. Debemos convertirnos en servidores permanentes del pueblo, supliendo todas sus necesidades. Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. —1 Timoteo 3:1 Jesús confirma que es lícito desear ser líderes. Sin embargo, la manera de convertirse en uno es convirtiéndose primero en un sirviente. No se puede llegar a ser un líder, si no se desarrolla un corazón de siervo. En esencia, Jesús nos enseña que los dos ingredientes esenciales que forman un líder son su filosofía y su servicio. Si estos principios no están presentes, no podemos desarrollar todo nuestro potencial como líderes del reino. Para determinar una forma fiel de liderar a la gente, debemos cambiar nuestra forma de pensar, así como nuestras acciones y valores, empezando por aplicar estas ocho mentalidades dadas por Dios. También debemos desarrollar el corazón de un sirviente y servir a nuestro pueblo. Al hacer esto, nos convertiremos en grandes líderes que impactarán al mundo, para la gloria de Dios.


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