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La Paz en Tiempos de Crisis y Cómo Vencerla

A lo largo de la historia, la paz ha sido, y sigue siendo, uno de los ingredientes más importantes que una persona necesita para ser feliz y sentirse satisfecha en su interior. Sin embargo, el mundo tiene una noción equivocada de lo que es la verdadera paz. La confunden con la tranquilidad o con la ausencia de agresión. Pero al leer la Palabra, debemos reconocer que la paz del mundo es diferente a la paz de Dios. La paz del mundo se basa en circunstancias externas. Por ejemplo, si una persona tiene dinero, posición, fama o prestigio, entonces tiene paz. Sin embargo, tan pronto como una de esas cosas se pierde, la desesperación y el estrés se instalan inmediatamente. Esto significa que la paz que el mundo tiene es temporal y superficial. Una mente serena y estable no es suficiente para vencer las dificultades. Hay miles de personas en todo el mundo ahora mismo que están angustiadas porque perdieron su salud, sus trabajos e incluso sus seres queridos. No tienen paz con Dios, con el hombre, ni siquiera con ellos mismos. Se están despertando cada día con la misma incertidumbre y falta de dirección. No saben cómo encontrar una solución a la inquietud que les preocupa como un mar turbulento en su interior. Las épocas de crisis pueden definitivamente tener ese poder. Y aunque no podemos evitar cada crisis que se nos presenta, podemos decidir definitivamente si vamos a permitir que tal crisis nos destruya o nos moldee. Si debemos experimentar una crisis o una sacudida, debemos hacerlo correctamente. Tenemos que construir una base sólida sobre la Palabra de Dios. Jesús dijo que debemos escuchar Su Palabra y obedecerla, y esta parte de este blog va por esa línea. La pregunta no es, “¿Qué debemos hacer?” sino más bien, “¿Cómo debemos caminar?” Quiénes somos es más importante que lo que hacemos, y dice que debemos caminar en santidad y piedad. ¿Qué es la paz? La necesidad suprema de todo ser humano es estar en paz con Dios. La verdadera paz no es simplemente la tranquilidad, la quietud o el descanso. Estos son los frutos, o los resultados, de la paz. Cuando la palabra paz se usa hoy en día, es fácil entender a qué se refiere la gente. Si no hay agresión, hay paz. Sin embargo, si fuera tan limitada, su significado sería pobre. Toda virtud divina tiene la capacidad de transformar vidas, y la paz es una virtud del carácter del Padre Celestial. La paz bíblica es reparar o restaurar una relación rota que se volvió hostil. La paz cristiana es amar a los demás a través de la unidad, una alianza a través de la cual los hermanos se aman mutuamente como se aman a sí mismos y a Dios. La paz bíblica está relacionada con la reconciliación, que es también el ministerio que recibimos de Jesús: hacer la paz entre Dios y el hombre. Cristo es nuestra paz, y la plenitud de ella se encuentra en Él. Las tres dimensiones de la paz: La paz debe ser considerada en términos del corazón. Es una unidad interna, esencial y vital. Es una cuestión de amor. Para que una persona esté satisfecha y completa en la vida, necesita tener paz en tres dimensiones: paz con Dios, paz con nosotros mismos y paz con los demás. No tener paz con Dios nos afecta más de lo que sabemos: La persona que no tiene paz con Dios no puede tomar buenas decisiones. La persona que no tiene paz con Dios no puede estar en paz consigo misma o con los demás. La persona que no tiene paz con Dios molesta a los que le rodean. Sin embargo, si está en paz con Dios, estará en paz incluso con sus enemigos. La persona que no tiene paz con Dios nunca logrará lo que desea, sus caminos son inciertos porque sólo Dios sabe cómo darle lo que anhela. Los pensamientos de las personas que no tienen paz con Dios son erráticos y están saturados de negatividad, pesimismo, depresión, etc. Sin embargo, la paz de Dios guarda su mente. Dios no sólo quiere salvar a la humanidad y perdonar sus pecados, sino que también quiere que tengan una relación cercana e íntima con ellos. Principios sobre cómo responder a una crisis Entender la verdadera paz con Dios es sólo la mitad del camino. La paz sirve como una herramienta esencial para mantenerse fuerte durante las crisis, pero superar las crisis es otra hazaña probada, una que Dios no nos permitirá hacer solos. ¿Qué debemos hacer frente a los temblores mundiales o a las crisis personales? Alinearnos con la voluntad de Dios El Reino debe ser buscado primero, no en segundo o tercer lugar, porque es lo único que no puede ser sacudido. Es la única roca inmóvil. La única solución realista a los problemas del mundo es establecer el Reino de Dios. Alinearnos a Su voluntad, mediante la búsqueda de Su propósito, nos asegura una base firme en tiempos turbulentos. Cultivar la perseverancia y la paciencia La perseverancia no es simplemente sufrir con una cara larga, sino enfrentar el miedo con coraje y alegría, hasta que encontremos lo que buscamos. La perseverancia es activa. A su vez, la paciencia es pasiva como lo es esperar. Es mucho más difícil que simplemente hacer que las cosas sucedan. Exige aguantar hasta que Dios tome la iniciativa. Algunas personas dicen que, para alcanzar el cumplimiento de las promesas de Dios, lo único que necesitamos es la fe, pero esto no es cierto. También necesitamos paciencia. La perseverancia es negarse a darse por vencido, a pesar de fallar una y otra vez. Es la capacidad de volver a levantarse y continuar. La perseverancia es insistir, seguir adelante hasta que Dios nos dé la oportunidad. La perseverancia es una persistente, imprudente, atrevida, audaz, intrépida y desvergonzada diligencia. Una persona persistente es determinada, firme y constante. Resiste y desafía todos los obstáculos en su camino. En estos tiempos de crisis, debemos seguir adelante a pesar de todo lo que ha pasado. La gracia de Dios vendrá sobre nosotros y nos ayudará en este viaje hasta la llegada del Señor. La perseverancia produce un carácter probado. La promesa de Dios “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. –Hebreos 12:1-2 Esta carrera se trata de resistencia, no de velocidad. Se requiere mucha perseverancia para terminarla. Nosotros necesitan terminar la carrera y cumplir la voluntad de Dios para nuestras vidas. Hay recompensas que muchas personas recibirán en la Tierra, pero muchas otras se darán en el Cielo (2 Timoteo 4:8). Y en última instancia, el resultado final, que es la venida del Señor. Ciertas bendiciones sólo vienen a través de la paciencia. Conclusión No podemos ignorar el hecho de que hoy en día hay personas que no tienen paz porque han perdido cosas materiales, se han visto afectadas por una crisis financiera o han sufrido una crisis personal. Pero Dios desea reconciliarte con Él. Quiere reparar y restaurar esa relación rota para darte la paz que necesitas, y ya lo ha hecho a través de Jesucristo. Él tomó la iniciativa. Lo único que tenemos que hacer es acercarnos y decir: “Sí. Acepto la reconciliación contigo. Acepto que tengamos una relación de nuevo”. Os animo a repetir esta oración para reconciliaros con Dios y aceptar a Jesús en vuestra vida. ¡No estáis solos! “Padre celestial, reconozco que soy un pecador y que mi pecado me separa de ti. Me arrepiento de todos mis pecados y confieso a Jesús como mi Señor y mi Salvador. Creo de todo corazón que Dios Padre levantó a Jesús de entre los muertos. Señor Jesús, ven a mi corazón y entra en mi vida. El día que muera, cuando abra los ojos, estaré en tus brazos. ¡Amén!” Permita que la verdadera paz de Dios le levante en estos tiempos de crisis y le lleve a superarlos con su gracia y poder. Un conquistador es una persona que se enfrenta a un problema, lo supera, y cuando lo hace, sale de él con más virtudes que cuando lo encontró por primera vez.


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